¿Sabías que…? Fue Hipócrates, un prestigioso investigador griego considerado el padre de la medicina, quien gracias a sus estudios sobre botánica inventó sin darse cuenta lo que más adelante evolucionaría en la popular bebida que hoy se conoce como vermut, vermú o vermouth. Varios siglos después del fallecimiento del famoso médico griego, un romano llamado Galeno rescató la receta de entre los estudios de Hipócrates, de ahí a que la bautizara como vino hipocrático.
¿Sabías que…? El origen de la palabra “vermut” data de finales del siglo XVIII en la provincia de Turín. Fue un tabernero turinés, Antonio Benedetto Carpano, amante de la cultura germánica, quien bautizó al caldo resultante de la maceración de vino con ajenjo como “wermut”, que es el nombre que recibe dicho botánico en alemán.
¿Sabías que…? El característico color caoba del vermut se debe al caramelo y no al vino. Aunque últimamente se elabora vermut con vino tinto, rosado o mezclando varietales, la forma tradicional de hacerlo es usando vino blanco el cual, con la mezcla del azúcar y de los distintos botánicos, adquiere esa inconfundible tonalidad tostada.
¿Sabías que…? Según la legislación europea, para que una bebida pueda ser comercializada como vermut tiene que contener al menos un 75% de vino y, a diferencia de Estados Unidos, debe incluir obligatoriamente el ajenjo entre otros ingredientes.
¿Sabías que…? Según su elaboración, existen diferentes tipos de vermut aunque los más comunes sean el vermut rojo, el vermut blanco y el vermut seco. El primero es el más habitual y probablemente el primero que te venga a la cabeza cuando se hable de vermut. El segundo, también bastante común, tiene su origen en un intento de elaborar una variante de vermut más dulce y menos amarga para la mujeres, de esto hace ya mucho años claro… El último, denominado “seco” por su escasa cantidad de azúcar (-50 g por litro) es el que más se suele usar en coctelería. Existen más variedades como el vermut rosado, el extra seco, etc. pero son menos comunes.
¿Sabías que…? Debido a su compleja elaboración, no existen tantos elaboradores de vermut como se cree, con lo que “en realidad en muchos casos lo que se compra es una etiqueta diferente que se justifica con una ligera variación -un toque más de canela, por ejemplo- respecto a la receta base. Eso y mucho marketing, claro.” Por no hablar de los muchos lugares que presumen de vender un vermut de elaboración propia, cuando lo único que te están vendiendo es humo. ¡Qué no te den gato por liebre!
¿Sabías que…? Existen muchas formas de tomar el vermut, dependiendo del lugar, de la persona e incluso de vermut mismo. Así por ejemplo se dice que el rojo va bien acompañarlo con twist o rodaja de naranja, o de limón en caso del blanco. Algunos lo toman con aceitunas, otros con sifón, con hielo… pero lo que está claro es que hay que tomarlo bien frío y recuerda, una vez abierta la botella, no conviene tenerlo más de dos semanas sin refrigerar. ¡Qué aproveche!
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